viernes, 10 de julio de 2009

¡Vaya escándalo!

Hoy os voy a contar uno de los más grandes escándalos musicales de todos los tiempos. Tuvo lugar en París, en 1913. Se trata del ballet "La consagración de la primavera", del compositor ruso I. Stravinsky.

El argumento, ya resultaba bastante fuerte: el sacrificio-ritual de una joven elegida por su tribu, obligada a bailar hasta la muerte para celebrar la llegada de la primavera.

La obra está llena de recursos rítmicos y percusivos, casi salvajes, que rozan lo obsesivo. Predomina un efecto martilleante que el compositor consigue usando la orquesta como un gigantesco instrumento de percusión.
Stravinsky emplea muchos polirritmos, síncopas, combinaciones irregulares de figuras y cambios constantes de medida. Todo resultaba tan novedoso…

Pero la cosa no acaba aquí. El escándalo de este estreno no se debió sólo a la música. La atrevida coreografía y el vestuario tan escaso y “ligerito” de los bailarines resultó ser demasiado provocativo para los gustos del momento.

El caso es que los periódicos de la época relatan que el público preparó tal pataleta que la música apenas se oía. Los golpes y gritos de protesta de algunos, se mezclaban con la euforia y los aullidos de apoyo de otros.
Fue una batalla campal en la que participaron incluso las damas, llegando a concertarse varios duelos ¡que al día siguiente se llevaron a efecto!

Es considerada, por muchos, la obra más revolucionaria de la Historia de la música. Aquí te dejo un vídeo para que puedas opinar por ti mismo. Seguro que no te deja indiferente. A.A.R.


miércoles, 8 de julio de 2009

¡¡ Haydn huele a cerezas !!

¿Asocias cada letra con un color determinado? ¿Para ti cada día de la semana tiene un cierto tono? la música ¿tiene colores? al tocar algo ¿te viene un sabor a la memoria, o ciertos olores te suenan de alguna manera determinada? Si es así, es probable que seas sinestésico y que pertenezcas a un tipo de personas en las que la percepción de un sentido (la vista, el tacto, el oído) despierta también percepciones en los otros. Precisamente de ahí viene el nombre de sinestesia: en griego significa “sensación sumada”.

Se estima que 1 de cada 2000 personas, el doble de mujeres que hombres, es sinestésico. Estas personas tienen otro tipo de sensaciones: al leer una determinada palabra piensan en un color, oyen un sonido o les viene a la memoria un sabor.


Intuitivos y Artísticos...

Desde el comienzo de su estudio a finales del siglo XIX se ha asociado a una cierta capacidad emotiva y artística superior. Una visión un tanto romántica, propiciada por algunos artistas que eran sinestésicos.


El compositor ruso Alexander Scriabin, disfrutaba de esta especie de don. Si le tocabas un La, lo veía todo verde. Un Sib era acero resplandeciente, un Si, nacarado, un Do, rojo, el Do sostenido, violeta, el Re, amarillo, el Mi, blanco nacarado y resplandor de luz de luna, el Fa, rojo intenso, el Fa sostenido, azul brillante, el Sol, anaranjado rosado y el Sol sostenido, púrpura. Así que, para él, escuchar música era toda una experiencia!


A partir de estas sensaciones, construyó el Clavier à Lumières: un órgano de luces que proyectaría en la sala determinados colores, al presionar las diferentes teclas, acompañando la interpretación musical. Fué para “el Poema del Fuego”, dentro de su obra sinfónica “Prometeo”, y de eso hace ya 100 años!


Y os dejo con las palabras de Olivier Messiaen, otro gran músico marcado por esta nueva forma de percibir y entender el arte:

“Uno de los grandes dramas de mi vida consiste en decirle a la gente que veo colores cuando escucho música, y ellos no ven nada, nada en absoluto. Eso es terrible. Y ellos no me creen. Cuando escucho música yo veo colores. Los acordes se expresan en términos de color para mí. Estoy convencido de que uno puede expresar ésto al público.”
A.A.R.